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Para entender cómo las grasas afectan a la salud, debemos
comenzar sabiendo que existen dos historias opuestas sobre las
grasas. Hay grasas que matan, que deberíamos evitar. Y hay
grasas que sanan, que debemos obtener de nuestra comida.
Mucho se ha dicho sobre las grasas que matan. Éstas están
asociadas con muertes provocadas por enfermedades cardiovasculares
(43%), cáncer (23%), diabetes (2%) y otras enfermedades
degenerativas que matan al 68% de las poblaciones occidentales.
Sólo 100 años atrás, esto era raro, lo que
indica que estas muertes vienen de enfermedades relacionadas con
el estilo de vida, no con la genética.
El problema es que nuestro foco sobre las grasas que matan es
inadecuado. Si nosotros quitáramos todas las grasas malas
de nuestra dieta y lo hiciéramos de manera perfecta (100%),
aun así moriríamos si no incluyéramos y optimizáramos
las grasas que sanan. Esto es porque no podemos vivir sin las grasas
que sanan, y quitar las grasas malas no garantiza que obtendremos
las buenas.
La historia de las grasas que sanan, las grasas buenas, los ácidos
grasos esenciales, es, por lo tanto, y sin dudas, la historia más
interesante e importante. Para incluir a las olvidadas grasas buenas
en nuestra dieta, debemos identificar sus fuentes, sus funciones
y los signos en caso de su deficiencia.
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Algunas grasas son llamadas “esenciales” porque:
- El cuerpo no las puede producir;
- Son necesarias para el funcionamiento normal de las células,
los tejidos, las glándulas y los órganos; para
la salud y para la vida;
- Deben ser suministradas desde fuera del cuerpo, a través
de alimentos y complementos;
- Sólo pueden provenir de las grasas (de ahí que
las dietas libres de grasas no pueden proveerlas);
- Su falta en la dieta eventualmente terminará matando;
- Su deficiencia resulta en un deterioro progresivo y puede
llevar a la muerte;
- La devolución de los ácidos grasos esenciales
a una dieta deficiente revierte los síntomas de la deficiencia
y significa una vuelta a la salud.
Según la definición de “esencial” que
se menciona arriba, existen sólo dos grasas esenciales (técnicamente
llamados ácidos grasos esenciales o AGEs). Uno es el AGE
omega 3, llamado ácido alfa-linolénico. El otro es
el AGE omega 6, conocido como ácido linoleico.
El cuerpo convierte a los AGEs omega 3 y omega 6 en varios derivados
de omega 3 y omega 6 con funciones importantes para el cuerpo.
Los derivados más conocidos del omega 3 son los EPA y los
DHA, los cuales son producidos por el cuerpo y son también
encontrados en los peces de agua fría con alto contenido
graso. El DHA es el principal omega 3 del cerebro. Los derivados
del omega 6 incluyen el GLA (encontrado en el aceite de onagra),
el DGLA (encontrado en la leche materna) y el AA (encontrado en
la carne, huevos, y productos diarios, así como en el pescado).
El AA es el principal omega 6 del cerebro.
A partir del derivado del omega 3 llamado EPA, el cuerpo produce
hormonas eicosanoides de serie 3; y, a partir de dos derivados
diferentes del omega 6, llamados DGLA y AA, el cuerpo produce
hormonas eicosanoides de serie 1 y 2 respectivamente. Las eicosanoides
regulan muchas de las funciones de los tejidos a cada momento,
desde la concepción hasta la muerte. Se puede tener una
visión más abarcativa de los AGEs, los derivados
y los eicosanoides en la página 20 de Grasas
Que Matan, Grasas Que Sanan.
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(VOLVER ARRIBA)
La mayoría de los problemas
de salud de los que se suele culpar a las grasas deberían
buscar su causa en el procesamiento destructivo que se
hace de las mismas, normalmente usado con el objetivo
de obtener una mayor vida útil y una mayor conveniencia
tanto para los fabricantes como para los consumidores.
Los AGEs son sensibles a ser destruidos por la luz,
el aire (oxígeno) y el calor. Estas tres influencias
destructivas producen moléculas que se transforman
de naturales y saludables a antinaturales y tóxicas.
La luz produce miles de radicales libres en los aceites
y provoca cambios varios en las moléculas de aceite.
La exposición del aceite al aire o al oxígeno
produce oxidación y ranciedad con su correspondiente
olor desagradable. El calor acelera el daño producido
por la luz y el oxígeno y, a altas temperaturas,
causa sus propios y únicos tipos de daños.
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Debido a su sensibilidad, los AGEs necesitan ser presurizados,
filtrados, envasados, almacenados y usados con cuidado. Necesitan
ser protegidos de la luz, el aire y el calor. Si no se les da esta
protección, los AGEs y los aceites que los contienen no
pueden retener los beneficios saludables que confieren cuando son
tratados con cuidado.
Los aceites ricos en AGE deberían ser producidos con la
mente puesta en la salud en vez de en la vida útil del producto.
Cuando no se toma este cuidado, los aceites y AGEs son dañados,
y entonces dañan a nuestra salud.
(VOLVER ARRIBA)
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Los ácidos grasos esenciales tienen muchas funciones
en el cuerpo. Están relacionados con:
-
Producción de Energía. En un estudio
con atletas en Dinamarca, demostramos que luego de un mes de
darles una cucharada par cada 50 libras de peso por día
de una mezcla de aceites con una relación de omega 3:omega6
de 2:1, su resistencia aumentó en un 40 y hasta un 60%.
Los atletas pudieron ejercitar por más tiempo antes de
agotarse, se recobraron más rápidamente de la fatiga,
pudieron ejercitar más seguido sin entrenamiento extra,
sus lesiones sanaron más rápido, desarrollaron
musculatura con más velocidad y tuvieron menos dolores
articulares.
El aumento de la energía también se puede ver en no atletas
y en personas mayores. La mezcla de AGEs también mejora la resistencia
mental.
- Función Cerebral. Durante nuestro trabajo
con la mezcla de aceites, hemos visto consistentes mejoras
en la función cerebral, e investigaciones con AGEs de
otras fuentes también han demostrado beneficios para
el cerebro. Entre ellas, se incluyen mejoría en el ánimo,
reducción de la depresión, aumento de la calma,
mejor manejo del estrés, menos hiperactividad, mejor
focalización, mejora en los procesos mentales, aceleración
en el aprendizaje, aumento de inteligencia, mayor concentración
y mejora en la coordinación motriz.
Entre los enfermos mentales, los AGEs pueden disminuir las
alucinaciones en esquizofrénicos, elevar el ánimo,
reducir la depresión, aliviar los síntomas en
desórdenes bipolares y obsesivo-compulsivos, y mejorar
la función cerebral en la enfermedad de Alzheimer y
el autismo.
Los AGEs son también necesarios para la visión.
- Piel, Cabello y Uñas.
Los AGEs son necesarios para tener piel y cabello saludables,
así como para el crecimiento normal de las uñas.
Humedecen la piel y evitan la sequedad.
- Cáncer.Los AGEs omega 3 reducen los riesgos
de cáncer.
- Enfermedad Cardiovascular (ECV).
Los omega 3 pueden reducir la mayoría de los factores
de riesgo de las ECV, incluyendo los triglicéridos altos
(grasas de la sangre), la presión sanguínea,
la adhesividad plaquetaria, el fibrinógeno, y la lipoproteína
(a). Los omega 3 también mantienen liso el interior
de nuestras arterias. Los omega 3 y los omega 6 regularizan
el ritmo cardíaco.
- Diabetes.
Los AGEs son necesarios para el funcionamiento de la insulina.
Los omega 3 hacen que los diabéticos se vuelvan más sensibles
a la insulina.
- Control del Peso.
Los omega 6, ligeramente, y los omega3 de manera más
efectiva, ayudan a reducir la producción de grasa en
el cuerpo. También aumentan el proceso de quema de grasa
y la producción de calor en el cuerpo, y hacen que el
cuerpo pase de quemar glucosa a quemar grasa. Los ácidos
grasos saturados, mono-saturados y trans no ayudan a controlar
el peso. El azúcar provoca un aumento en la producción
de grasa en el cuerpo. El almidón también puede
provocar sobrepeso.
- Digestión.
Los AGEs mejoran la integridad intestinal, reducen la inflamación
intestinal y reducen la posibilidad de intestinos porosos,
que pueden conducir a alergias.
- Alergias.
Los AGEs reducen los síntomas de las alergias. Trabajan
mejor si se utilizan también enzimas digestivas ricas
en proteasas proteínico-digestivas.
- Inflamación.
Los omega 3 reducen la inflamación. Las enzimas digestivas
también ayudan.
- Enfermedades Auto-inmunes.
Los omega 3 inhiben la sobre-respuesta del sistema inmunológico
en enfermedades auto-inmunes. En este caso también son útiles
las enzimas.
- Heridas.
Los AGEs aceleran la sanación de heridas.
- Minerales Óseos.
Los omega 3 mejoran la retención de minerales en los
huesos inhibiendo, de esta manera, el desarrollo de osteoporosis.
- Estrés.
A través de la optimización de la producción
de serotonina, los AGEs mejoran las reacciones frente al estrés.
La gente afirma sentirse más calma, no estresarse con
tanta facilidad, manejar situaciones estresantes de manera
más tranquila y perder el control menos frecuentemente.
- Sueño.
Los AGEs mejoran la calidad del sueño en algunas personas.
- Hormonas.
Los AGEs mejoran las funciones hormonales. El nivel hormonal
puede disminuir, pero los efectos hormonales se mantienen normales.
Los AGEs, por lo tanto, reducen el trabajo de las glándulas.
- Órganos.
Los AGEs son necesarios para el funcionamiento del hígado
y el riñón.
- Reproducción.
Los AGEs son necesarios para la formación de esperma,
el ciclo femenino y el embarazo.
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La respuesta rápida es: Cada parte del cuerpo se deteriora
gradualmente y se arruina. Ninguna célula, tejido, glándula
u órgano puede funcionar normalmente sin ellas. Aquí hay
una lista más larga:
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- Piel seca
- Constipación
- Bajos niveles de energía
- Cabello crispado y pérdida del cabello
- Pobre crecimiento de las uñas
- Deterioro de hígado y riñones
- Cambios en el comportamiento debido al deterioro del
cerebro
- Las glándulas se secan
- El sistema inmunológico se deteriora, provocando
más infecciones, sanación más lenta
de las heridas y aumento del riesgo cancerígeno
- Problemas digestivos, inflamaciones, hinchazones, alergias,
enfermedades auto-inmunes
- Pérdida de mineral en los huesos
- Fallas en la reproducción: esterilidad en los
hombres y abortos espontáneos en las mujeres
- Crecimiento retardado en los niños
- Hormigueo en brazos y piernas debido al deterioro de
los nervios
- Problemas de visión y de aprendizaje
- Resistencia a la insulina
- Mayor riesgo de sobrepeso
- Mayor riesgo de cáncer
- Mayor riesgo cardiovascular
- Menos habilidad para enfrentar el estrés
- En enfermedades mentales, aumento de síntomas
- Disminución de la función pulmonar
- Reducción en la oxidación de tejidos
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Los ácidos grasos esenciales son distribuidos por el cuerpo
a través de los mismos vehículos que transportan
el colesterol. Se encuentran en los quilomicrones, VLDL, LDL, IDL,
HDL y los otros transportadores. De hecho, una molécula
de grasa esencial debe estar amarrada a una molécula de
colesterol para transportar colesterol en estos vehículos.
La grasa es transportada en un sistema acuoso (nuestra corriente
sanguínea) agregando lecitina. La lecitina permite que el
aceite y el agua, los cuales normalmente no se mezclan, se mezclen
bastante bien. Esto sucede porque un extremo de la molécula
de lecitina es soluble en agua mientras el otro es soluble en aceite.
Entonces forma una interfase entre el agua y el aceite.
Las proteínas y minerales también están involucrados
como transportadores de ácidos grasos por el cuerpo.
Cuando uno consume más del 12-15% del total de calorías
en omega 3, se queman grasas como consecuencia de un metabolismo
aumentado. Probablemente, lo máximo que puede suceder es
que se exceda la capacidad del hígado y se sientan náuseas,
o que no se pueda dormir a causa de un exceso de energía
por haberlas consumido muy cerca de la hora de acostarse.
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